Intervención de los Paises
Haití es un país que debió atravesar en el último tiempo grandes crisis de índole política. Es por eso que algunos organismos internacionales han debido actuar en la zona con el fin de promover la paz. Pero este país ha enfrentado intervenciones desde hace mucho tiempo atrás. En el año 1915, Estados Unidos decidió enviar por primera vez a la isla infantes de marina.
Con el paso del tiempo Haití ha sido uno de los países de América Latina que no ha podido desplegar estrategias o políticas tendientes a crear una economía sustentable. Es por eso que su desarrollo es mínimo. Como consecuencia de la situación que vive Haití, pobreza, enfermedad, desestabilización política y económica; las Naciones Unidas han emprendido el 1 de junio de 2004 una “Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití”
La intervención de las Naciones Unidas a Haití comenzó en febrero de 1993, cuando se desplegó la operación conjunta de las Naciones Unidas y la Organización de los Estados Americanos (OEA) en la isla. En esa ocasión el Consejo de Seguridad estableció la primera operación de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas en el país: la Misión de las Naciones Unidas en Haití.
El 12 de enero de 2010, Haití padeció un fuerte terremoto. Como consecuencia del mismo resultaron muertas más de 220.000 personas según el cuento que realizó el gobierno de Haití. Noventa y seis soldados de la ONU perdieron sus vidas. Esta catástrofe significó un golpe duro para el sistema económico del país. El Consejo de Seguridad.
Los objetivos que se propone la MINUSTAH son establecer un entorno seguro y estable con el fin de: (a) Apoyar al Gobierno de transición, establecer un entorno seguro y estable en el que se pudiera desarrollar el proceso político y constitucional en Haití. (b) Ayudar al Gobierno de transición en la supervisión, reestructuración y reforma de la Policía Nacional de Haití, de conformidad con las normas de policía democrática, en particular mediante el examen de los antecedentes y la certificación de su personal, el asesoramiento sobre su reorganización y formación, especialmente en cuestiones de género, y la supervisión y el adiestramiento de los miembros de la Policía Nacional de Haití.
Prestar asistencia al Gobierno de transición, en particular a la Policía Nacional de Haití, mediante programas amplios y sostenibles de desarme, desmovilización y reinserción para todos los grupos armados, incluidas las mujeres y los niños asociados con esos grupos, así como mediante medidas de seguridad pública y control de armas. (d) Prestar asistencia en el restablecimiento y mantenimiento del Estado de derecho, la seguridad pública y el orden público en Haití, prestando, entre otras cosas, apoyo operacional a la Policía Nacional de Haití y el Servicio de Guardacostas de Haití, así como en el fortalecimiento institucional, incluido el restablecimiento del sistema penitenciario. (e) Proteger al personal, los servicios, las instalaciones y el equipo de las Naciones Unidas y la seguridad y libertad de circulación de su personal, teniendo en cuenta la responsabilidad primordial que incumbe al Gobierno de transición a este respecto. (f) Proteger a los civiles, en la medida de sus posibilidades y dentro de su zona de despliegue, sobre los cuales se cierna una amenaza inminente de ataque físico, sin perjuicio de las obligaciones del Gobierno de transición y de las autoridades policiales.
El hambre, la falta de educación, las enfermedades, la imposibilidad de construir edificaciones fuertes, etc., se suman a los problemas que traen estos fenómenos de la naturaleza. Por lo tanto, las consecuencias negativas se suman en más pobreza y carencia de recursos básicos.
Se considera que Haití es uno de los países con menor solvencia económica en el mundo. Tiene un Producto Nacional Bruto (PNB) de 1.800 millones de dólares, es decir 268 dólares por habitante. Es por eso que se lo considera el más pobre de América y uno de los menos desarrollados del mundo. Según el Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo ocupa el puesto 108 en el índice de desarrollo humano
En las zonas rurales en donde se concentra mayor cantidad de personas con bajos recursos, allí residen casi las dos terceras partes de los 7,5 millones de habitantes del país. De acuerdo a las estimaciones realizadas por el Banco Interamericano de Desarrollo, el 80% de la población sobrevive con menos de US$1 por día.
La expectativa de vida de los haitianos es relativamente corta, promedio 55 años de edad. Los índices sanitarios dan cuenta de las enfermedades que sufren a menudo los haitianos jóvenes y adultos. También la mortalidad infantil tiene índices alarmantemente altos. Cada mil niños nacidos vivos 156 mueren.
Otra situación común que se ve en Haití es que las personas se bañen en aguas estancadas en la calle debido a la falta de un hogar que tienen. Es por eso que muchos haitianos encuentran refugios en las plazas o en las ruinas de los edificios colapsados por los desastres naturales. Muchas de estas personas tienen en gestión un plan de viviendas.
Se puede ver la mala calidad de vida en forma generalizada: la mortalidad perinatal es de 43 por mil y la mortalidad en la niñez es la más alta de América: 156 por mil. Los niños con retardo de crecimiento (entre los 24 y 59 meses) representan el 51%. Pero los datos son aún más impactantes entre los adultos: la tasa de mortalidad en el grupo de entre 15 y 59 años es de alrededor de 410 por mil.
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